Por José Luís Angulo.

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española da como segunda acepción a la palabra mamotreto, la de libro muy voluminoso, y un excelente mamotreto os voy a recomendar hoy.

La editorial Alba, en su colección Clásica Maior, ha publicado recientemente, Viajeros. De Jonathan Swift a Alan Hollinghurst (1726-2017), un gran libro en todos los sentidos, tanto en el físico, una excelente edición de tapa dura con casi 900 páginas, como en su contenido, donde ha reunido relatos de 66 autores, unidos todos ellos por un nexo común, el viaje. Los autores y sus relatos van desfilando por las páginas del libro ordenados cronológicamente según fecha de publicación. También a todos les une el ser relatos de ficción, solo el primero, Tempestad de William Strachey y el último, Todo el cuerpo de Maggie O´Farrell son historias reales.

Marta Salis escribe en la presentación del libro, “El relato del viajero esta seguramente en el origen de la ficción narrativa, ya que adornaba sus vicisitudes e inventaba detalles para animar a quienes le escuchaban o despertar su admiración”. “El viaje ha sido, en fin, una fuente inagotable de inspiración de epopeyas, novelas, poemas y cuentos “

En el libro hay autores para todos los gustos, así sucede también con los viajes. No hay dos viajes iguales, las percepciones de los viajeros y los motivos por los que se emprenden los periplos varían mucho. Hay viajes relacionados con la guerra y las conquistas, los hay de exploración y de descubrimiento de nuevas geografías, también religiosos o de peregrinación para conocer lugares sagrados, otros de trabajo, sin más interés muchas veces, que el mero desplazamiento geográfico, los hay también de huida física, de viaje interior, de querer encontrase con uno mismo a través de la mirada y del descubrimiento del otro, otro tipo de viaje son los que se realizan a través de sustancias, como las drogas, estupefacientes, alucinógenos etc.

Los medios de transporte con los que realizaremos los viajes son casi infinitos, comenzando por el más básico y prehistórico, es decir, andar, sin más ayuda que nuestras propias piernas, ya lo dijo el filósofo: “ Todo viaje empieza por un primer paso”, hasta los más modernos, realizados en velocísimos aviones o trenes y donde parece que se ha olvidado aquella máxima, “ de ser más importante el camino que la meta”.

Confieso que muchos de los autores de esta antología ya eran “viejos amigos “para mí. A través de la lectura de muchas de sus obras comencé yo también a viajar, en un principio con la imaginación y con el paso de los años, y desde luego no me puedo quejar, dando vueltas por 1001 rincones de nuestro variado planeta. Julio Verne, Charles Dickens, Amelia Edwards, Mark Twain, Rudyard Kipling, Chejov, Joseph Conrad, Jack London, Pessoa, Knud Rasmussen, Lovecraft, Paul Bowles, Bradbury, Juan Rulfo y otros, son sin duda caballos ganadores en esto de los relatos de viaje, pero también lo son otros como Nataniel Hawthorne, Carl Bernhard, Antony Trollope, Willa Cather y otros que he descubierto con la lectura de este libro. Estos pequeños relatos son como un sabroso aperitivo, ese que augura que la comida que servirán a continuación estará compuesta de ricas delicatessen.

Como en cualquier antología faltaran autores, esto es infinito, pero ya se sabe, que siempre es bueno dejar puertas abiertas para segundas partes. Me encantan los libros que “me complican la vida”, esos que me llevan a otros libros, a descubrir películas, músicas, o escritores desconocidos y os aseguro que este mamotreto lo ha hecho. Ahora me tocara saciar mi curiosidad y emprender otros viajes, en esta ocasión por bibliotecas, librerías o navegando por internet en busca de esas joyas escondidas en forma de nuevos libros. Viajeros es el primer eslabón de un larga y apasionante cadena.