Hay momentos en la vida de un ser humano que son cruciales, devastadoramente importantes. Son épocas donde se forjan las personas que en un futuro seremos. En nuestro caso, esta época coincidió con el viaje más intenso de nuestra vida: nuestra tercera vuelta al mundo.
Sin duda, los catorce meses de viaje fueron un punto de inflexión porque crecimos interior y espiritualmente. En un mundo en crisis económica y de valores, superamos nuestras propias crisis personales.

Aquello nos permitió apreciar la polaridad de la vida, al entender que la enfermedad y la salud son partes de un todo, de una unidad, al igual que la alegría y la tristeza se complementan, que la luz y la oscuridad se necesitan para existir, que lo bueno no tiene sentido sin lo malo.

Este viaje nos ofreció el inmenso regalo de saber que estamos más preparados que nunca para superar cualquier crisis futura, porque aprendimos no sólo a aceptar los malos momentos, sino incluso a disfrutarlos, entendiendo que aprender de los errores y de los contratiempos es el primer paso para ser feliz incluso en la adversidad.

Esta obra pretende explicar aquellos días, en los que comprendimos que uno no siempre puede elegir lo que le sucede, pero sí puede decidir cómo afrontarlo y cómo vivirlo.

En este tercer libro de Xavi y Carme, pasan por la India, Sri Lanka, Singapur, Indonesia, Malasia, Brunei, Filipinas, Kenia, Uganda, Tanzania, Zimbabue, Suazilandia, Sudáfrica, Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia.

Destacamos diversas frases del libro que cautivarán a todo amante del viaje y la aventura:

– Las crisis existen para indicarnos que hay algo que no estamos haciendo bien.

– La gracia de esta vida consiste en arriesgarse a que te sucedan cosas.

– El miedo es el sentimiento más atroz que existe. Es paralizante y siempre encontrará una excusa para mostrar su presencia.
– Viajar por el mundo es uno de mis sueños. Y perseguirlos, mi forma de estar agradecida a la vida.
– Dios es demasiado grande para caber en una sola religión.
– Viajar tiene la facultad de cambiarte de escenario, y en este cambio es donde nos encontramos a nosotros mismos.

– El viaje mueve mucho por dentro y nos hace estar más sensitivos, más receptivos. Por eso tiene más capacidad para conectar con la gente, para crear lazos rápidamente.

– La única duda que nos surgió sobre Cartagena de Indias (Colombia) fue si nos gustaba más de día o de noche.

– Si quieres conocer a una persona, no le preguntes lo que piensa, sino lo que ama. San Agustín.

Uno de los capítulos que más me ha gustado es el titulado: Viajar y amar el planeta. Allí dicen:

– Cuando uno viaja, es inevitable sentir que va desarrollando un inconmensurable amor hacia el universo. Nace un vínculo inquebrantable, ultrapoderoso. Este amor surge porque cuanto más mundo se conoce, más inequívoca es la sensación de pertenecer a él.

– Maltratar al mundo en el que uno vive es un signo de que se está desvinculado de él.

– Viajar, para nosotros, es una manera de recuperar la unidad con el universo, porque es imposible andar por el mundo y que no nazca en ti la imperiosa necesidad de protegerlo.

– La Humildad es la religión del viajero.

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