Hoy nos envía su experiencia viajera María Teresa Aguilar Mongil. Su escrito se centra en parte de su inolvidable viaje a Nepal: en el Parque Nacional de Chitwan.

Gracias por compartir esta experiencia con nosotros.

«Parque Nacional de Chitwan»:  

«Ilusión curiosidad, nervios, incertidumbre…son algunas de las emociones que sentimos cuando iniciamos un viaje, todo nuestro cuerpo se poner en modo alerta, salimos de nuestra rutina, de nuestra cotidianidad y nos preparamos para una nueva aventura. Todo esto nos sucede pero aumentado cuando empiezas un viaje a un lugar tan lejano como Nepal. Yo me acordaba de la escena de la película de Indiana Jones “En busca del arca perdida” que transcurre en Katmandú, y no dejaba de imaginar un lugar misterioso y lleno de aventuras… Katmandú no deja indiferente a nadie, desde el avión parece una ciudad medio en ruinas, y cuando por fin deambulas por sus calles la sorpresa continúa, una ciudad llena de templos, stupas, edificios increíblemente bellos con sus ventanas de madera, en fin un laberinto de calles, plazas, motos y gente mucha gente. Los colores, olores y sonidos se mezclan con la basura y la pobreza formando un extraño conjunto que atrae y desconcierta al mismo tiempo. Las gentes son menudas y te saludan con una sonrisa y el saludo oficial “Namaste” con las manos juntas y una leve inclinación.

Nosotros llegamos para hacer un trekking por los Annapurnas pero también para pasar unos días en la selva, una parte de Nepal menos conocida que las grandes montañas del Hilamaya. La selva nepalí es muy diferente de la selva africana, la naturaleza también es exuberante y el calor y los mosquitos muy parecidos pero los animales no están a la vista, hay que buscarlos y así una experiencia para mi inolvidable fue sumergirnos en la selva al amanecer montados en elefantes en busca de los apreciados rinocerontes de un solo cuerno. Y allí estaban por parejas bañándose al amanecer en una charca en medio de la selva, la emoción y la sorpresa es enorme, además son unos animales muy cariñosos entre ellos y tranquilos si no se sienten amenazados, de lo contrario no dudan en atacar a los elefantes con o sin turistas. La siguiente agradable sorpresa fue el baño de los elefantes, pues sí después del paseo hay que bañar a los elefantes en el río, y esta es una experiencia que le recomiendo a todos, de repente te encuentras en medio del río, en el que también hay cocodrilos escondidos por supuesto, rodeada de la selva, y subida en un elefante que no para de echarte agua con su trompa, la sensación es realmente increíble pues estás en contacto con la piel del elefante y son muy divertidos, acabas completamente empapada y eso sí con la sensación de que el baño ha sido mutuo. Bueno espero que si viajáis hasta el lejano Nepal no olvidéis visitar el Parque Nacional de Chitwan al sur de Nepal«.