Por José Luís Angulo.

Recuerdo que no hace demasiado tiempo en muchos restaurantes a la hora de recomendar los segundos platos siempre preguntaban ¿carne o pescado?, ahora quizás después de leer el  libro “Océanos sin ley. Viaje a través de la última frontera salvaje” de Ian Urbina y publicado por Capitán Swing, la elección no sería tan fácil.

El libro del periodista norteamericano Ian Urbina no es un libro de viajes; quizás algunos de los lugares que el menciona no los podremos visitar nunca, o mejor dicho, no será muy recomendable que lo hagamos por nuestra propia seguridad. Pero el autor, multipremiado por sus numerosos trabajos de investigación, si lo hace y mucho alrededor del planeta en los  5 años que le llevo la investigación para la elaboración de este libro de mas de 600 páginas sobre la ilegalidad de muchas actividades que se desarrollan en el mar. Ojala que los hechos narrados por el autor no sucedieran, pero al mostrarlos quizás ayude a tener mucha mas conciencia sobre el mar, convertido en escenario de oscuras crueldades.

Por las páginas del libro desfilan un elenco completo de personajes que surcan los océanos. Ecologistas justicieros, ladrones de barcos hundidos, mercenarios marítimos, balleneros insolentes, agentes de recuperación de bienes, abortistas marinos, vertedores clandestinos de petróleo, elusivos pescadores furtivos, marineros abandonados y polizones a la deriva.   

Las navieras transportan alrededor del 90% de las mercancías del planeta ya que es mucho más barato que hacerlo por aire y esto se produce en la mayoría de los casos por el caos y sufrimiento que padecen los que trabajan en sus aguas.

El mercado negro de productos del mar es un negocio muy lucrativo donde los trabajadores, más de 56 millones de personas en todo el planeta, se convierten en pleno siglo XXI en auténticos esclavos sin ningún derecho.

Uno de cada cinco pescados que se sirve en una mesa son capturas ilegales que generan grandes beneficios a personas y empresas sin escrúpulos.

A través de las páginas del libro conoceremos los esfuerzos de un pequeño país como Palaos   que se enfrenta a las flotas ilegales chinas, tailandesas y vietnamitas que saquean sus aguas con total impunidad.

El mar parece inagotable y la sobrepesca, las redes de arrastre y sus buques nodrizas, son un cáncer que no es fácil combatir. El silencio es parte esencial en la vida en los barcos y romperlo puede convertirse en una peligrosa osadía.

Robar un coche parece algo a lo que ya nos hemos acostumbrado pero Ian Urbina nos muestra que robar un barco no siendo sencillo, tampoco es algo fuera de lo común, todo un oscuro mundo rodea esta ilícita actividad donde los beneficios son extraordinarios. También lo son los generados por las compañías de grandes cruceros que se ahorran millones de euros vertiendo sus residuos al mar incumpliendo la ley que les obliga a hacerlo en tierra.

También conoceremos algo sobre los piratas, la pesca furtiva en Somalia o sobre la caza de ballenas por parte de los japoneses amparados en una cínica declaración de hacerlo bajo un programa científico.

El libro no es cómodo de leer por su contenido oscuro y desagradable, pero es indispensable para conocer el egoísta y despiadado mundo que vivimos repleto de seres criminalmente explotados.

 Es casi como un libro de aventuras pero sin final feliz, donde los buenos son a menudo los perdedores y donde como dice Ian Urbina, «el mar es un lugar donde cualquiera puede hacer de todo porque nadie lo ve».