Los indómitos de la montaña, Dino Buzzati, Editorial Gallo Nero 2016
La segunda propuesta de lecturas para un tiempo de confinamiento es una antología de Dino Buzzati, escritor y alpinista italiano al que conviene volver a menudo.
Dino Buzzati
Dino Buzzati nació en 1906 en el valle del Belluno, en los Alpes Dolomitas, aunque vivió siempre en Milán. En una entrevista reconocía que la impresión más viva de su infancia fueron los paisajes dolomíticos, vistos todos los veranos desde la casa de San Pellegrino. La montaña constituyó sin duda uno de los ejes de su vida.
En 1920 realiza en Cortina d’Ampezzo su primera ascensión, la modesta Becco di Mezzodi por su vía normal y con guía. Cada mes de septiembre visitaba los Dolomitas donde escaló durante toda su vida. En su honor el magnífico sendero que atraviesa el macizo de Pale di San Martino, una de sus montañas preferidas, ha sido bautizado Sendero Dino Buzzati. También lleva su nombre la vía ferrata que asciende al Cimerlo (2.503 m) y a la Cima Stanga (2.550 m).
Sin embargo, Buzzati es más conocido como literato y periodista. Realizó estudios de leyes pero se impuso su vocación literaria, unida a la afición a la pintura y los estudios de violín y piano. En 1928 entra en prácticas en el prestigioso periódico milanés Corriere della Sera, en el que desarrollará toda su trayectoria profesional.
Publica con éxito en 1933 su primera novela, Barnabo delle montagne; a la que sigue en 1935 Il segreto del bosco vecchio. En los primeros años treinta está encargado de la sala de teléfonos y teletipos, en la que pasa largas guardias nocturnas durante las que anota sentimientos e impresiones en su diario personal. Luego regresa a casa caminando por un Milán desierto y silencioso en la madrugada. Comienza ahí a fraguarse el tema y el ambiente de Il deserto dei tartari (El desierto de los tártaros) que constituye su mayor éxito: el lento e inasible transcurrir del tiempo en el fuerte Bastiani, donde consumirá su vida Giovanni Drogo. La novela narra la espera obstinada y desesperada de Drogo, desde su llegada como joven subteniente a la fortaleza perdida entre las montañas hasta su muerte, justo cuando se avecina la tan ansiada batalla con los tártaros. Se ha sugerido que el árido altiplano cárstico de la Pale di San Martino, bien conocido por Buzzati, ha podido ser el inspirador del desierto montañoso de Il deserto dei Tartari.
De 1942 data Il sette messaggeri, a la que siguen obras de teatro, relatos y novelas. En 1945 publica otro de sus éxitos, La famosa invasione degli orsi in Sicilia, en clave de humorismo fantástico. Buzzati se convirtió en la posguerra en una referencia del periodismo italiano gracias a sus dotes de escucha y de interpretación. Alzó acta de los duelos ciclistas de Coppi y Bartali en el Giro; de la campaña de Abisinia (1939-1940) y de la Segunda Guerra Mundial. Suya es la crónica de portada del Corriere della Sera el 25 de abril de 1945, día de la Liberación. Destacan los reportajes de algunos sucesos que conmovieron Italia, como el naufragio de una embarcación en Albenga (Génova) en que murieron 43 niños. O la catástrofe de Vaiont, en octubre de 19631. La implicación del periodista en este drama era directa ya que Longarone se encuentra en el valle de Belluno. Buzzati no evocaba una tragedia lejana; tal como escribió el responsable de la masacre era “una de las montañas de mi vida”.
Buzzati se casó en 1966 con Almerina Antoniazzi cuando estaba ya enfermo de cáncer. En diciembre de 1971 publica su último artículo en Corriere della Sera y ese mismo mes visita por última vez la casa de San Pellegrino para realizar il supremo addio a las montañas. Las montañas que, en palabras de Buzzati, “…permanecen siempre fuera de nosotros, no nos pertenecen jamás, no responden jamás al amor que les profesamos. Temo que no sean, también ellas, más que una ilusión”. La duda, la sed de infinito y la búsqueda ansiosa del misterio que habían caracterizado su vida llegaban a su fin. Muere el 28 de enero de 1972 mientras una ventisca de viento y nieve paralizaba Milán.
Los indómitos de la montaña
El libro recoge crónicas y artículos publicados por Buzzati en la prensa, muchos en Corriere della sera; algún relato; y unos fragmentos de su diario personal de junio de 1930 que nos muestra un joven e impetuoso Buzzati de 24 años llevando a cabo ascensiones y escaladas en los Dolomitas. Al tratarse de textos independientes, la lectura resulta muy cómoda.
El volumen se organiza en cinco capítulos. El primero Hombres evoca a Tita Piaz, Piero Ghiglione, Emilio Comici, Andrea Oggioni, Attilio Tissi, etc. Los grandes nombres del alpinismo italiano de un par de generaciones retratados en la pluma de Buzzati cuando un accidente épico o estúpido ha cortado en seco sus trayectorias; o cuando, ya olvidados, les ha llegado una muerte gris.
El siguiente, titulado Hazañas, contiene reflexiones sobre el alpinismo a propósito de los hechos más diversos. La deliciosa evocación de Lea, una perra de refugio. El significado de la primera ascensión al Everest de 1953. La aleatoriedad de la muerte en montaña a partir del accidente que se lleva al joven Bignami en el Himalaya del Garhwal pero respeta al viejo Ghiglione. O la muerte de Andrea Oggioni en el Pilar Central del Frêney en el Mont-Blanc con la consiguiente polémica acerca de la posible responsabilidad de Walter Bonatti. En definitiva, Buzzati se pregunta por el sentido de la muerte y de la vida.
El tercer capítulo recoge buena parte de las crónicas de la expedición italiana de 1954 al K2, la segunda cumbre del planeta. Informa puntualmente al lector de los intentos previos de ascensión; de la expedición de reconocimiento de 1953; analiza atinadamente las dificultades técnicas, logísticas y ambientales con que se iba a enfrentar la expedición, mostrando sus dudas ante la escasa experiencia himaláyica del alpinismo italiano; consigue armar una notable crónica titulada ¡Cumbre! sin apenas datos sobre la ascensión.
El capítulo del K2, sin embargo, presenta sombras. En primer lugar, el aroma nacionalista que emana de algunas de las crónicas, mezclado con el énfasis en la organización militar y el papel del jefe de expedición, el autoritario Ardito Desio. En segundo lugar, Buzzati adopta el papel de publicista oficial de la expedición desde su tribuna en uno de los diarios más reputados de Italia. Contribuye a forjar la verdad “oficial” de la expedición, negando las informaciones que hablaban de controversias durante la propia expedición y, sobre todo, silenciando la conocida polémica del vicac de Bonatti y Mahdi.
La cordada formada por Achille Compagnoni y Lino Lacedelli ascendió a la cumbre desde el campo IX, ubicado por encima de 8000 m de altitud. Bonatti y Mahdi, porteador hunza, subieron para llevarles los aparatos de oxígeno pero no lograron encontrar el campamento, ya que había sido cambiado de emplazamiento; dejaron las botellas y forzaron un arriesgadísmo vivac. La versión oficial omitió el cambio del campamento y el hecho de que Compagnoni y Lacedelli no acudieron a la llamada de socorro de Bonatti quien, en su libro K2 historia de un caso, trató de establecer la verdad de lo ocurrido. Años después Lacedelli se retractó de la versión oficial. Buzzati se muestra en sus crónicas como un hombre de orden que prefiere silenciar la polémica y respaldar en todo momento la versión del jefe de expedición. En este episodio le falló a Buzzti el olfato periodístico.
Cimas es el cuarto capítulo, consagrado a penetrar la esencia de la montaña y del alpinismo. Toma partido por la defensa de la montaña ante el auge del esquí, que reactivaba la economía alpina y banalizaba los paisajes.Se opone al proyecto de construcción de un teleférico en el Cervino. Evoca el lado humano de los combates de la Primera Guerra Mundial en los Dolomitas. Reconstruye magistralmente un accidente de aviación. Se pregunta Pero ¿qué son los Dolomitas?, un precioso texto sobre ese color particular del roquedo. Por cierto, nuestras modestas Penyes de Guaita son también de roca dolomítica, de ahí su particular coloración rosada. El libro se cierra con un capítulo de relatos.
Respecto a la edición, Los indómitos de la montaña ha sido editada en 2016 por Gallonero Ediciones en su colección Narrativas. Se basa en la antología I fuorilegge della montagna, realizada en 2010 por Lorenzo Viganò para Mondadori. La traducción es de Amelia Pérez de Villar, intachable en lo literario pero necesitada de una revisión de los términos técnicos del alpinismo y del paisaje de montaña. En castellano se usa habitualmente rappel o rapel y no es preciso el anticuado cuerda doble; se admite en textos de alpinismo el uso de campanile (aguja en los Dolomitas) que no es necesario traducir por el confuso campanario. Aparecen en el texto algunos términos que chirrían: punto de descanso por reunión; taludes por morrenas; horquilla por brecha, paso o collado; montón de cascotes por canchal o pedrera; cordin por cordino; roca friable por roca descompuesta; etc. Con todo, una traducción notable que respeta el estilo periodístico de Buzzati.
Gallonero Ediciones tiene otros títulos de interés en su colección Narrativas: El Giro de Italia de Dino Buzzati o La coronación del Everest de Jan Morris. En la colección Gallographics se ha publicado otra obra de Buzzati La famosa invasión de los osos en Sicilia. En la colección Piccola figura Del caminar sobre el hielo del siempre sorprendente Werner Herzog. La producción literaria de Buzzati es bastante accesible en castellano y catalán. Gadir Editorial ha editado los principales títulos y algún estudio sobre sobre su obra. ¡Disfrutad con Buzzati!
Jorge Cruz Orozco
1Un enorme deslizamiento de roca se deslizó por la vertiente sur del cañón de Vaiont y llenó por completo un embalse recién construido en apenas un minuto. El agua desplazada formó una ola que remontó 260 metros por la ladera norte del cañón destrozando varias localidades; saltó la presa y descendió de manera devastadora, causando la muerte de unas 2.000 personas, la mayoría en Longarone, ciudad situada bajo la presa de Vaiont.