Lecturas para un tiempo de confinamiento

La tercera propuesta de lecturas para un tiempo de confinamiento nos lleva a las Highlands escocesas de la mano de Nan Shepherd.

Nan Shepherd

Anna (Nan) Shepherd nació en 1893 en Peterculter, actualmente un suburbio de Aberdeen, en la costa escocesa del mar del Norte. Se graduó en 1915 en la Universidad de Aberdeen y enseñó literatura inglesa durante toda su vida en una escuela secundaria. Realizó algunos viajes por Europa y Sudáfrica, pero siempre vivió en la casa familiar de West Cults, muy cerca de la meseta de los Cairngorms que recorrió incansablemente en solitario, con alumnos o con los compañeros de Deeside Field Club, el club local de excursionismo.

Como escritora se le adscribe al movimiento modernista que se desarrolló bajo el impacto de las dos guerras mundiales. Shepherd publicó un ciclo de tres novelas: The Quarry Wood (1928), The Weatherhouse (1930) y A Pass in the Grampians (1933), así como el poemario In the Cairngorms (1934) que fueron bien recibidos por la crítica. Sin embargo no volvió a publicar obra alguna hasta 1977, cuando se editó el libro que le ha proporcionado más reconocimiento, The Living Mountain. Fue amiga y colaboradora de otros autores escoceses del llamado Renacimiento escocés como Neil M. Gunn, Marion Angus o Jessie Kesson.

Jubilada desde 1956, continuó como editora de la Aberdeen University Review hasta 1963 y recibió un doctorado honoris causa de la Universidad de Aberdden en 1964. Falleció en Aberdeen el 23 de febrero de 1981, mientras en España se producía el intento de golpe de estado que muchos recordamos y del que aún no conocemos todos sus entresijos… pero, como diría Moustache, ese impagable personaje que imparte sabiduría desde la barra de su bistrot en la pelicula Irma la dulce de Billy Wilder “esa es otra historia”. Vamos ahora a la montaña viva de Nan Shepherd.

La montaña viva

La montaña viva es un ¿ensayo? ¿relato de viaje? ¿recreación literaria de un paisaje?… tiene algo de todos estos géneros, sin duda. De lo que estoy seguro es que se trata de una singular y deliciosa obra en que Nan Shepherd nos explica, nos hace vivir los Cairngorms, sus Cairngorms. Fue escrita en los años finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando Shepherd era ya una autora madura y había conocido un cierto éxito con su trilogía de novelas. En 1945 envió un borrador de The Living Mountain a su amigo Neil Gunn, escritor de tendencias nacionalista y socialista muy interesado en el zen. Sin embargo, el libro no fue publicado hasta 1977 por la Universidad de Aberdeen.

En ese mismo año se publicaron también En la Patagonia de Bruce Chatwin, El tiempo de los regalos de Patrick Leigh Fermor y Coming into the Country de John McPhee. Al año siguiente El leopardo de las nieves de Peter Matthiessen. Junto a El peregrino de J. A. Baker (1967) estas obras constituyen probablemente el punto álgido de la literatura de naturaleza y de viajes de la segunda mitad del siglo XX.

En su magnífico ensayo introductorio a La montaña viva, Macfarlane sostiene que la obra de Shepherd “está al mismo nivel que estos cuatro clásicos, mucho más famosos… es un libro que debería encontrar nuevas generaciones de lectores”.

¿De qué trata La montaña viva? Trata simplemente de las montañas que recorrió durante toda su vida Shepherd. Los Cairngorms forman parte de los llamados montes Grampianos que ocupan buena parte del centro de las Highlands escocesas. Se trata de una alta meseta de materiales graníticos y su correspondiente aureola metamórfica de gneiss y cuarcitas labradas por las glaciaciones cuaternarias en un paisaje de páramos de tundra semi alpina. En el centro del macizo se alza el Ben MacDhui que, con sus 1.309 m, es la segunda altura de Escocia y de Gran Bretaña, tras el Ben Nevis (1.343 m) que se encuentra en los montes Grampianos más al oeste, ya cerca de la costa atlántica. Es un destacado nudo hidrográfico; con sus nieves alimenta algunos de los ríos más importantes de Escocia: el Dee, el Spey o el Avon. Debido a sus valores naturalísticos fue declarado parque nacional en 2003. Nos podemos imaginar muy bien el tipo de paisaje duro y austero de los Cairngorms.

Tan solo los títulos de los capítulos prometen un viaje diferente: los recovecos; el conjunto; agua; hielo y nieve; agua y luz; sueño; los sentidos; etc. Todo un programa de acercamiento a la montaña en unos términos que no son nada convencionales. Y tras el acercamiento a los Cairngorms (o, tal vez, antes) late una cierta manera de entender la vida, de captar también el inagotable caudal de vida que alberga la montaña. Una manera de entender la vida a la que no son ajenas las lecturas de la autora sobre budismo y tao.

Vuelvo a citar a Macfarlane quien declara que, pese a que los Cairngorms son las montañas que mejor conoce, Shepherd “Me ensenó a verlos en lugar de sólo mirarlos”. Me doy cuenta que es la segunda cita de Macfarlane que hago en esta reseña. Así que mejor os recomiendo que leáis atentamente su luminosa introducción. Os ayudará a degustar La montaña viva en toda su profundidad. Por mi parte sólo añadiré que pocos libros de la llamada nature writing (en la que también se puede encontrar impostura y artificio) me han emocionado tanto como éste.

La montaña viva ha sido publicada en 2019 por Errata Naturae, en su colección Libros Salvajes. Se agradece mucho la cuidada edición ¡con tapa dura! y la excelente traducción de Silvia Moreno Parrado. Por supuesto, también el ensayo introductorio de Robert Macfarlane, montañero y profesor del Emmanuel College de Cambridge, del que se han traducido en España Las montañas de la mente. Historias de una fascinación y Naturaleza virgen, (ambas en Alba Editorial) y Las viejas sendas (Pre-textos). Errata Naturae publica ficción y libros de naturaleza, en particular, de la llamada nature writing. En su catálogo figuran sugerentes libros de Aldo Leopold, Sue Hubells, Annie Dillard, Rachel Carson, etc. que habrá que leer.

Vivid la montaña con Nan Shepherd y tal vez programéis una escapada a los Cairngorms para cuando todo esto acabe.

Jorge Cruz Orozco