Por Jose Luis Angulo.

Hay libros que uno preferiría que no se hubieran escrito, pero una vez publicados no queda más remedio que leerlos y recomendarlos y eso me pasa a mí en este momento con Los Guerreros del mar de Peter Heller.

Guerreros del mar es uno de esos libros que te dejan mal sabor de boca y obviamente no es por cómo está escrito, todo lo contrario, sino porque nos permite conocer de primera mano, no en vano el autor participa de forma activa en los hechos narrados en el libro, que por “ la ignorancia, la falta de comprensión, la incapacidad de vincular nuestro destino con el destino del mar” hace que hoy en pleno siglo XXI, el siglo de la información, algunos todavía consideren el mar y toda la flora y fauna que habita en él, como una fuente inagotable de recursos, una especie de supermercado del que disponer libremente. 

Peter Heller, el autor norteamericano, se embarca en la nave Farley Mowat de la Sea Shepherd  Conservation Society, un grupo ambientalista radical, para como escritor y periodista documentar como dicho barco perseguirá e intentará detener a alguno de los barcos de la flota ballenera japonesa que faenan en el Océano Antártico, uno de los mares más peligrosos del planeta.

El Farley Mowat, tiene como capitán a Paul Watson, uno de los fundadores de Greenpeace en 1.972 y que decidió abandonar la organización ecologista en 1.977 para fundar Sea Sheppherd con el objetivo de intervenir de forma directa en situaciones de pesca ilegal.   Su tripulación está compuesta por 43 voluntarios llegados de los cuatro puntos cardinales del planeta, y donde solo 3 de ellos, los oficiales, cobran un sueldo. Los demás participan activamente de manera totalmente altruista.


Paul Watson

Watson lo tiene muy claro y su mandamiento principal es: “solo destruimos propiedades (barcos) que se empleen en actividades delictivas”

Todas las grandes ballenas están en peligro de extensión y por eso todos los integrantes de la tripulación se juegan literalmente la vida ya que consideran que aquello que dijo Tadahiko Nakamura, el delegado japonés de la Comisión Ballenera Internacional en 1.997: “No me importa que mueran todas las ballenas. Me debo a mi familia, a la empresa y a mi país y mi obligación es cosechar todas las ballenas posibles antes de que estas desaparezcan “, es totalmente inaceptable.

El Farley Mowat fue construido en Noruega en 1.956 y su bandera es una especie de Jolly Roger, la famosa enseña pirata, aunque en este caso en la frente de la calavera hay pintado un círculo formado por una ballena y un delfín, y en lugar del clásico par de huesos cruzados se ve un tridente y un cayado de pastor.


Farley Mowat, Docklands, Melbourne, Australia

Para esta operación que se narra en el libro, el barco y toda su tripulación partieron de Melbourne en diciembre de 2.005 con rumbo sur en dirección a la Antártida teniendo el firme propósito de localizar y neutralizar el barco factoría japones Nishin Maru. La flota japonesa actúa bajo el paraguas de “caza con carácter científico “contando con las artimañas legales, pero sin duda poco éticas, que utiliza el gobierno japonés como por ejemplo entregar millones de dólares a pequeñas naciones caribeñas en concepto de ayuda a su industria pesquera para de esta manera asegurarse que en las votaciones de la Comisión Ballenera Internacional voten a favor de las propuestas japonesas sobre la legalización de la captura comercial de ballenas.

El Nishin Maru y otros barcos de la flota ballenera japonesa cazan de forma ilegal ejemplares en peligro de extinción, pero además lo hacen en territorio antártico que esta reconocido internacionalmente como un santuario protegido, por eso Watson y toda su tripulación que ya saben que cada una de sus misiones no estará exenta de peligro afirman: “Se que este viaje va a ser peligroso. Desde luego que no quiero morir, soy muy joven. Pero si muero ayudando a salvar a una ballena, pues muy bien. Sera un buen modo de partir.”

La lectura del libro es apasionante, dramáticamente apasionante, ya que desde las primeras páginas del mismo nos veremos inmersos en peligrosas navegaciones, seremos testigos indirectos de tormentas y temporales y como si de unos buenos detectives se tratara seguiremos las pistas y rastros que van dejando los barcos japoneses para que una vez localizados por el Farley Mowat este se lance a ellos con audacia y determinación, ya que como declara su capitán: “Hacemos lo que hacemos porque es lo correcto, no os preocupéis por las consecuencias, ni siquiera por los resultados.”  

No quiero adelantaros el final del libro, prefiero que lo leáis, pero por cierto daros prisa en comprarlo antes que lo secuestren. Recientemente Facebook ha censurado el anuncio del libro por contenidos políticos y sociales.

Verlo para creerlo.