Alguien ha dicho que las novelas pasan de moda pero las cartas no; acaso sea porque la trama de una vida va implícita en ellas. Aquí, en este libro de cuidada edición, se recogen muchas donde se refleja la vida, un valioso ejercicio literario a la vez, de un personaje hiperactivo como Chatwin, generoso en amigos, egoísta para su libertad, que tuvo múltiples lugares-estudio donde dar vida a sus relatos, y que admite la influencia tanto de Isaak Bábel como de Zahir ud-Din Mohammad Babur, fundador del imperio mogol, sobre todo a través de sus memorias recogidas en el Babur-Nama.

De ellos, al parecer, obtuvo no solo “la capacidad para retratar a la gente con dos pinceladas”, sino dejar testimonio de su voluntad manifestada: “lo que me encantan son las frases claras, de ritmo fuerte, con una floritura fantástica al final”  Por cierto, no descuide el lector conocer su obra fotográfica: es fantástica.

 

«Parece como si Chatwin estuviese narrando su vida: desde sus salidas en falso, los trabajos decepcionantes y sus escritos inéditos hasta los movimientos precipitados, las erupciones de tedio y sus caprichos. Estas cartas irrumpen con palabras cariñosas, explosiones de rabia y entusiasmos repentinos». Paul Theroux, Daily Telegraph.

«Maravilloso? Es lo más cercano que jamás tendremos a una autobiografía de Chatwin». William Darlymple, The Times Literary Supplement.

Chatwin es uno de los escritores más enigmáticos del siglo xx. Sus libros escapan a toda clasificación. Como revela su biógrafo Nicholas Shakespeare en la introducción a estas Cartas, Chatwin era un personaje de sí mismo, y el álter ego que aparece en sus obras es muy distinto del Chatwin que muestra su correspondencia, publicada luego de un meticuloso trabajo editorial de veinte años.

Como si supiera que su vida se vería interrumpida de manera abrupta, Chatwin escribió cartas con una compulsión y honestidad sobrecogedoras. Su correspondencia con su mujer, y famosos personajes de la época revela una mente infatigable, maquinando sus movimientos, haciendo malabares de compra-venta de piezas de arte antiguo para pagar un nuevo viaje excéntrico, «sudando tinta» para producir el próximo libro genial. Las cartas escritas desde lugares tan disímiles como Inglaterra, Argentina, Afganistán, Suecia, Turquía o Suráfrica revelan a un contador de historias en estado puro, apasionado de la vida, inseguro sobre cosas íntimas como su sexualidad. Después de todo, como dijo su amigo Salman Rushdie: «Bruce apenas había empezado. Tan sólo vimos el primer acto».

BRUCE CHATWIN (1940-1989) es considerado uno de los escritores más brillantes e inclasificables del siglo xx. Desde muy joven se convirtió en el experto en impresionismo de la casa de subastas Sotheby»s. Luego de una crisis nerviosa dejó el trabajo para viajar a África, lugar donde descubriría su pasión por el nomadismo. Dejó sus posteriores estudios de arqueología por sentirse incómodo con remover huesos del pasado. Incursionó en el periodismo literario antes de abandonarlo con un abrupto viaje a la Patagonia, del que saldría su primera obra maestra, En la Patagonia. Entre sus demás libros destacan Los trazos de la canción, Utz (nominado al premio Booker), Colina negra y El virrey de Ouidah.

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